miércoles, 6 de noviembre de 2013

la calle


Y lo triste
se confunde
con esta falta de sueño
y agota
más.

Una pena que los lagos
eligieran estar
tan lejos de esta casa,
que ahora nombro
sin apellidos.

Porque
qué son los apellidos
sino el hogar.

Hablo de la continuidad de las calles
con las esquinas
con las calles.
Y la cuesta
que esta tarde,
parece haberse inclinado.
A las cuestas les gusta que jadeemos.

Las camisas se han alargado y me rodean
con mangas kilométricas
que me clavan
al tejado.

Esta claustrofobia ya no se delinea igual que antes.
Y aquí arriba, corre aire.

2 comentarios:

  1. Me siento como un vampiro... Chupo lo mejor que produce tu tristeza.
    No me lo tengas en cuenta pero es que me gusta mucho como escribes.

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  2. En ese caso lo tomaré como un cumplido... ;)
    Gracias

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