martes, 24 de marzo de 2015

eau

dominik tarabanski

Las lenguas no se conocen hablando.
Intra-cráneo, este verso
lo recita una voz neonata
que reverbera en los recodos
donde el agua ya nos cubre
las rodillas.

La pesadumbre que me ocupa
a la vuelta del teatro
me hace pensar que no nací liebre
después de todo,
la onda que llega ya describe
la línea de mi cadera.

Quién sabe la ola
alcanzando  las costas de los labios.
La cadera de la liebre es un insulto
si volvemos del teatro.

4 comentarios:

  1. hay quienes al insulto lo resuelven con la muerte y es una pena
    testificante poema
    quimera de voces
    próceres que se queman a mansalva

    buena jornada

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  2. Un saludo de mi pesadumbre a la tuya.

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  3. "Las lenguas no se conocen hablando." con un verso que abre tal campo de reflexión es imposible continuar leyendo el resto. Brillante.

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  4. Me parece tan brillante que he necesitado varias lecturas para admíralo en su totalidad.

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