Cada vez que, tras
publicar con espanto
publicar con espanto
la cantidad de niños que hay muriéndose de hambre,
le da un ridículo sorbo al vermut entre
un aluvión de miradas condescendientes;
un aluvión de miradas condescendientes;
yo voy a casa, cojo
una agujita
y me la clavo
bajo las uñas.
y me la clavo
bajo las uñas.
Está
empezando a resultar un problema a la hora
de
amasar estupideces.
Por alguna razón, nacemos creyendo en un intrínseco derecho para juzgar.
ResponderEliminarAsi es, nos atragantamos diariamente de estupideces.
ResponderEliminarY por más que nos dolamos, no cambiamos nada.
Wow, escribes genial. Me quedo por aquí.
ResponderEliminar