lunes, 9 de marzo de 2015

trece:cerocero



Cada vez que, tras
publicar con espanto
la cantidad de niños que hay muriéndose de hambre,
le da un ridículo sorbo al vermut entre
un aluvión de miradas condescendientes;
yo voy a casa, cojo una agujita
y me la clavo
bajo las uñas.

Está empezando a resultar un problema a la hora
de amasar estupideces.

3 comentarios:

  1. Por alguna razón, nacemos creyendo en un intrínseco derecho para juzgar.

    ResponderEliminar
  2. Asi es, nos atragantamos diariamente de estupideces.
    Y por más que nos dolamos, no cambiamos nada.

    ResponderEliminar
  3. Wow, escribes genial. Me quedo por aquí.

    ResponderEliminar