leah edelman-brier
algunas vísperas,
la vecina de al lado llora.
entonces, me siento en el suelo
y apoyo la nuca en su sollozo.
algunas vísperas
nos brotan siete enredaderas,
entre temblores desconchados
y frutos de semillas del sueño.
mana tranquila, que yo te trago con cariño
y no hace falta que nadie conozca
la silueta bifronte
de la nana del consuelo.
Eso mismo hacía yo con mi madre, en el silencio de algunas noches, aunque ella nunca lo supo. No encontré el valor para decírselo.
ResponderEliminarHermandad.
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