el olor del chocolate
a altas horas de la madrugada.
Y este canibalismo endógeno,
ha desarrollado una capacidad
de ebullición instantánea
que envidian todas
las ollas de la cocina.
Lo que me obliga a añadir
al sabor a óxido constante,
el tener que hervirme
nocturnas mutilaciones
en menaje que me odia.
Venía a buscarte para llevarte allí.
ResponderEliminarPero no estás.
Estás hirviéndote en la olla emocional.
Y luego querrás secarte.
Y arreglarte.
Y me canso.
Y no espero ni un segundo.
Me voy al Bloguero's Blue.
La poesía es una olla a presión.
ResponderEliminarCōmo me ha gustado este poema.
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