miércoles, 12 de febrero de 2014

hambre esplácnica



Confundo conmigo misma
el olor del chocolate
a altas horas de la madrugada.

Y este canibalismo endógeno,
ha desarrollado una capacidad
de ebullición  instantánea
que envidian todas
las ollas de la cocina.

Lo que me obliga a añadir
al sabor a óxido constante,
el tener que hervirme 
nocturnas mutilaciones
en menaje que me odia.

3 comentarios:

  1. Venía a buscarte para llevarte allí.
    Pero no estás.
    Estás hirviéndote en la olla emocional.
    Y luego querrás secarte.
    Y arreglarte.
    Y me canso.
    Y no espero ni un segundo.
    Me voy al Bloguero's Blue.

    ResponderEliminar