No obstante,
se fue al baño a sentarse
en la baldosa helada,
helada y extraña,
como si no estuviera
en su sitio de siempre.
como si no estuviera
en su sitio de siempre.
Cogió las pinzas
y tiró. Un pelo pequeño,
y tiró. Un pelo pequeño,
grueso y oscuro.
Ella sabía
que quería volver a escribir.
que quería volver a escribir.
Sin embargo,
en ese momento,
le era más apetecible
la idea de confeccionar,
diminutas y bastas pelucas.
O de memorizar, de nuevo,
la distribución
de las baldosas
y preguntarse sobre
su asincrónico asiento.
O de memorizar, de nuevo,
la distribución
de las baldosas
y preguntarse sobre
su asincrónico asiento.
Ella,
verdaderamente, creía
que quería volver a escribir.
Querer y no saber cómo. Entretenerse en aparentes nimiedades. Pero el futuro siempre llega y tenemos demasiadas llagas acumuladas de no escribir.
ResponderEliminarGran poema.
A VECES ANTES DE ESCRIBIR DAMOS VUELTAS PERO TODO LLEGA.
ResponderEliminarILDUARA
Vos escribí, yo te leo
ResponderEliminarEstá atrapada en el no tiempo.
ResponderEliminarPobre...