lunes, 8 de diciembre de 2014

quién puso alas al hogar

La melancolía del viajero
nace en los párpados.
Una dulce opresión, como la del
cuento de antes de dormir.

Déjanos,
previo al ecuatorial encuentro,
anudarnos la garganta
a las nubes de este campo,
que se queda atrás
o adelante
según qué
contestar.

Cien arrugas de una boca nos licencian
novelistas de trayecto.
Mientras,
el trasbordo entre tus manos y mis sienes
me ha servido y ahora hablo
más despacio
más adentro.

La melancolía del viajero
nace en los párpados
pero se vacía
en las entrañas.

5 comentarios:

  1. Qué buen final. Y el ritmo del poema, muy medido.

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  2. Eso me pregunto yo ¿quien puso alas al hogar?
    Muy reflexivo tu poema.

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  3. Y después poco a poco vuelve a brotar.

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  4. Somos mente y somos manos, y tu poema parece decir que quien lo sabe será viajero, que podrá hacer millones de kilómetros sin falta de subirse a un tren o a un avión. ¿Es el misterio que encierra la escritura?

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